Hábitos y horarios
- Isabel Márquez Carrasco - Logopeda
- 4 dic 2017
- 2 Min. de lectura
Es indiscutible que no podemos tener siempre todo planeado porque la vida, a veces, es impredecible y porque también tenemos que poder improvisar. Pero hay una serie de horarios y hábitos que es conveniente respetar. Y esta necesidad se intensifica con el hecho de que cada vez añadimos más cosas a nuestra ya larga lista de tareas.
En primer lugar, es fundamental aprender a aprovechar el tiempo. Porque, muchas veces, no es una cuestión de cantidad, sino de calidad. También, en la misma linea, es primordial elegir bien nuestras actividades. Como dijo aquél, no siempre lo urgente es lo importante; por lo que no podemos permitir que ningún área eclipse a las demás. Por ejemplo, un niño tiene que adquirir los conocimientos que va requiriendo su edad pero no son menos importantes el deporte, el arte, el ocio, la sociabilización y el conocimiento de uno mismo. De modo que hay que buscar la forma de compatibilizarlo todo sin estresarnos ni estresarlo a él. Por eso, hay que priorizar y enseñar al niño a concentrarse por completo en la tarea que está realizando. De esta forma, una hora de estudio bien aprovechada será mucho mejor que tres horas de estudio de forma dispersa y desordenada.
En segundo lugar y también en esta línea, es importante que cada día haya un rato de estudio destinado a localizar dudas o conceptos que no han quedado muy claros. Estas dudas deben ser anotadas para poder resolverlas en clase e integrar la explicación en el tema correspondiente. Una hora de estudio cada día es mucho mejor que un "atracón" el día antes del examen, porque es lo que nos permite ir asimilando los conceptos poco a poco para sentar una buena base sobre la que ir construyendo todo lo demás. Además, de esta forma, nos quedará tiempo para organizar las demás tareas.
Por último, los adultos tenemos que intentar por todos los medios que esa planificación se lleve a cabo de la forma más exacta posible y sin generar malestar. Este punto es, si cabe, más importante que todo lo anterior, ya que permite al niño integrar la actividad como algo normal y enriquecedor, en lugar de verlo como un castigo o algo molesto. Tenemos que apartar esa costumbre de verlo todo con pesar y aburrimiento e intentar tener siempre presente la finalidad de cada cosa, sin dejar que nada eclipse a otras cosas también importantes.
En definitiva, es necesario llevar un horario organizado que incluya todas las tareas necesarias para una vida sana a todos los niveles de una persona. No sólo por nosotros mismos, sino para que los niños tengan un buen ejemplo sobre el que construir su propia forma de actuar. La educación engloba muchas cosas.
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