Alimentación saludable
- Isabel Márquez Carrasco - Logopeda
- 8 feb 2018
- 2 Min. de lectura
Ayer compartí en Facebook un álbum de Mario Ortiz, un nutricionista (incluyo aquí el enlace, https://www.facebook.com/media/set/?set=a.743474499166864.1073741832.539064199607896&type=1&l=d796095546), porque me resulta un tema muy importante a todos los niveles y, como siempre digo, somos un todo en el que cada parte influye en las demás.
Aunque, para algunos, el tema de la alimentación es sólo una moda, una estrategia para vender o una tontería de unos pocos, hay muchos estudios que afirman que la alimentación influye bastante en nuestra salud; no sólo a nivel físico, sino también a nivel fisiológico. Se conocen muchos casos en personas con algún tipo de dificultad o trastorno neurológico que han obtenido mejores resultados tras mejorar su alimentación, así como casos de enfermedades como el cáncer. Esto no significa que sea una garantía; es decir, hay personas que no fuman y desarrollan cáncer de pulmón. Pero creo que merece la pena no añadir más factores de riesgo.
Es cierto que moriremos algún día de todas formas; pero, mientras estemos aquí, lo suyo es estar bien. Calidad de vida que lo llaman ;)
Algunos de los productos que aparecen en estas fotos son los siguientes:
Pan de centeno (Mercadona).
Pasta de lentejas (Mercadona).
Guisantes (Mercadona).
Zanahorias (Mercadona).
Tomates cherry, variedad Kumato (Mercadona).
Cogollos de lechuga (Mercadona).
Huevo (Mercadona).
Ajo (Mercadona).
Aceite de oliva virgen extra (Mercadona).
Maíz (Mercadona).
Champiñones (Mercadona).
Pechuga de pavo Noel sin gluten y sin lactosa (Mercadona).
Sal del Himalaya (Herboristería/Casa).
Bebida de arroz con cacao Natur Green (Carrefour).
Infusiones y tés Bio (Carrefour).
Otros son un poco menos saludables e incompatibles con dietas veganas, los taquitos de jamón y la chuleta de cerdo. Pero, a veces, apetece un caprichito. Sin embargo, procuro que los caprichos cada vez sean más sanos y menos frecuentes. Al final, la alimentación sana es un hábito más; al principio cuesta cambiar las costumbres que tenemos arraigadas desde hace décadas pero, con el tiempo y los efectos, se agradece y se hace ya de forma inconsciente.
Por último, decir que hay que tener ojo con las cantidades. Solemos comer por muchas razones que no son necesidad y está claro que, como ya hemos dicho, de vez en cuando, hay que darse un gusto. Pero una cosa que hay que tener muy clara es que no es sano ingerir más de lo que se gasta; sobre todo, si no tenemos actividad física.




Comentarios